En el año 1972, en el seno de la UNESCO se estableció el “Programa El Hombre y la Biosfera” (MaB, según sus siglas en inglés). Una vez definido el concepto de “Reserva de la Biosfera”, en 1976 se designaron las primeras reservas de la biosfera del Programa MaB como conjuntos de ecosistemas terrestres o costeros, representativos de regiones biogeográficas más amplias, en los que se considera fundamental la interacción entre la sociedad y el medio ambiente con la finalidad de conseguir un desarrollo sostenible.
Cada reserva de biosfera cumple tres funciones básicas, que son complementarias y se refuerzan mutuamente:
- Una función de conservación – contribuir a la conservación de los paisajes, los ecosistemas, las especies y la variación genética;
- Una función de desarrollo – fomentar un desarrollo económico y humano que sea sostenible desde el punto de vista sociocultural y ecológico;
- Una función logística – prestar apoyo a la investigación, vigilancia, enseñanza e intercambio de información relacionados con los problemas locales, nacionales y mundiales de la conservación y el desarrollo.