¿Qué quieres hacer en la reserva?

NAVEGANDO POR LA RESERVA DE LA BIOSFERA DE MONFRAGÜE

La embarcación es una excelente herramienta para moverse en estas aguas por su estabilidad y su capacidad de recorrer cada rincón, acercando a los pasajeros a todas las zonas de
interés de la Reserva de la Biosfera

Cayendo el día… un momento ideal para hacer un crucero por las aguas del río Tajo, el río más largo de la península ibérica, dentro de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe.

Es muy fácil contratar un crucero fluvial por el territorio aledaño al Parque Nacional, con salida desde Serradilla. Solo tienes que entrar en la web, elegir el barco y reservar tu crucero online. Si tienes dudas te facilitan un teléfono de contacto donde te explican con antelación todo lo que necesites saber.

Extremadura es la región con mayor cantidad de agua embalsada de la península ibérica lo que permite conocer y disfrutar a todo tipo de público, de la riqueza natural a bordo de este barco que navega por esta Reserva de la Biosfera, convirtiéndose en una experiencia inolvidable que te conectará directamente con la naturaleza.

Llegando al embarcadero

Te recomendamos llegar con 15 minutos de antelación ya que el barco zarpa puntual y dejar tu vehículo en el aparcamiento de arriba, antes de entrar en el camino que te llevará al embarcadero.

Aunque también dispones de espacio de aparcamiento abajo, muy cerca de la embarcación, corres el riesgo de que esté ocupado. Al inicio del camino existe un pequeño merendero para reponer fuerzas antes de zarpar y una inmensa figura del buitre, animal emblemático de la Reserva de la Biosfera, te dará la bienvenida.

En el último viaje de la tarde, nos recibe Rober, que será el que nos explique con claridad y sencillez todo lo que veremos en el recorrido de una hora y media aproximadamente, y David como patrón, que se encargará de navegar son suavidad por el río, para que el viaje sea lo más placentero posible, parando motores cada vez que se avisten los diferentes tipos de animales que se pueden ver en este ecosistema.

Arrancamos

Crema solar, agua, cabeza cubierta, cámara de fotos y muchas ganas de conocer…estamos listos para comenzar.

En el río sobre el que navegamos se encuentran especies autóctonas como la boga, la pardilla o el barbo que se encuentran en peligro de extinción al haber introducido posteriormente el hombre otras como las percas o los grandes sirulos que con más de 3 metros de longitud y más de 100 kilos de peso acaban por exterminar todo lo que encuentran a su paso.

La carpa también abunda en estas aguas y aunque nosotros, muchas veces, no le demos importancia al pescado de río, países como nuestro vecino Portugal y otros del norte de Europa, incluyen este pescado en celebraciones importantes, como la Nochebuena.

La vegetación de la Reserva de la Biosfera que vamos viendo en las laderas es un pulmón de oxígeno para todos nosotros; a estribor más frondosa orientada hacia el norte, una zona de umbría y a babor una zona de solana donde predomina el acebuche y las chaparras, (encinas bravas), así como el alcornoque, cuya corteza comenzará a ser productiva una vez que se haya cortado mínimo 3 veces, pudiéndose hacer descorche una vez cada nueve años.

Avistando aves

Rober nos avisa, a estribor, en los canchales se ven 4 buitres leonados, que se mimetizan perfectamente con la ladera. Estos buitres con 2,5 metros de envergadura pueden llegar a recorrer mas de 200 km2 en un solo día y casi sin gastar energía gracias a las corrientes térmicas.

El buitre leonado tiene un cuello largo desprovisto de plumas para poder meter la cabeza dentro de los cadáveres y alimentarse sin manchar las plumas, lo que le impediría volar. A pesar de su tamaño sólo pesa entre 6 y 8 kilos.

En nuestro trayecto también vamos aprendiendo sobre el buitre negro, el más grande, que puede llegar a tener una envergadura de 3 metros de punta a punta y es el único que tiene la capacidad en el pico de poder rajar el cuero de una vaca, de un caballo o de un ciervo; de ahí que este animal no necesite tener el cuello desprovisto de plumas como el del buitre leonado.

Monfragüe puede presumir de tener la colonia de buitres negros más grande de Europa, con un censo de más de 300 parejas.

Se emparejan una sola vez en la vida y crían en grandes alcornocales o grandes encinas ya que sus plataformas pueden llegar a los 300 kg de peso y dimensión en algunos casos de 2 metros cuadrados. Con estos datos nos vamos damos cuenta de cómo la naturaleza está perfectamente diseñada para que cada integrante de la misma tenga su escalafón y su lugar dentro de ella.

En la Reserva de la Biosfera de Monfragüe también habita el alimoche, que con 1,70 metros de longitud,es considerado el buitre más pequeño, que emigrará en breve al continente africano. Nos sorprendió conocer que a diferencia de sus hermanos de especie, el alimoche pone 2 huevos.

Avanzamos en nuestro crucero y David para motores, delante de nosotros 2 garzas reales posan impávidas como una postal y dejan a los niños de la embarcación con la boca abierta.

Al frente, aparece la Sierra de la Corchuela, formada por rocas de cuarcita, paisaje que nos traslada a la época de las glaciaciones. El agua que se metía entre las rocas se congelaba haciendo el efecto de cuña rompiendo las piedras y creando esas lenguas que se descuelgan desde las mismas sierras hasta los valles.

A babor pasamos por la casa del barquero, la ruta de la barca es una ruta pedestre que va desde Serradilla hasta la misma orilla del río Tajo donde estaba situada una barcaza que tiene una relación muy directa con la leyenda del Salto del Gitano, pero ésta, es merecedora de ser protagonista de otra entrada de nuestro blog.

Estas barcazas eran muy habituales en el río Tajo y permitían el paso de los rebaños trashumantes.

Vemos a la dama del ecosistema, una cigüeña negra volando, con su vientre blanco y un 30% más pequeñas que la cigüeña común. Entre los cormoranes, las garzas, los buitres y águilas estamos disfrutando de un paseo espectacular.

Comenzamos el regreso

Llegamos a las puertas de Parque Nacional con la visión del imponente Salto del Gitano, el barco vira ya que la normativa no permite que naveguemos dentro del Parque y encaminamos el regreso hacia el embarcadero.

¡Qué curioso!, Rober nos muestra a una cabra doméstica asilvestrada, que se perdió en la Reserva de la Biosfera siendo apenas una chiva, buscándose la vida y ramoneando entre los acebuches y alimentándose de los pastos de la Reserva.

Nuestro guía bromea con los niños indicándoles que es la cabra de Heidi, que una vez finalizada la serie televisa de retiró a estos lares. Por la cara de los más pequeños nos dimos cuenta de que casi ninguno conoce la famosa serie de la generación de los 70.

Una nueva parada de motores, esta vez vemos como una cierva baja a beber a las orillas del río.

A medida que se va acercando el otoño el atardecer empieza a vestir de dorado las laderas, va cambiando el color de la luz del sol y así irá cambiando el color de la vegetación que irá adquiriendo tonos rojizos, ocres y amarillos.

Va cayendo el sol, el espectáculo de colores nos transmite paz, nos invita a respirar profundo y a dejar la mente en blanco; por unos minutos solo pensamos en el disfrute que recibimos de la naturaleza, Monfragüe es agua, cielo y tierra.

Llegamos al final del crucero, delante de la proa aparece el puente de Serradilla, construido al realizarse la presa de Alcántara para salvar las aguas del río Tajo y que sustituyó al primitivo que quedó sumergido debajo de las aguas.

Una familia de nutrias que viven junto al barco, se dejan ver al oscurecer en el embarcadero, cuando ya sólo quedan los responsables del barco realizando las labores de limpieza de la embarcación.

Ellas saben que no corren peligro y juegan despreocupadas pasando por debajo de la pasarela. Es una señal inequívoca de que acaba otro día en la Reserva de la Biosfera de Monfragüe.